EXHIBICION TOTAL


































Mi madre me dijo que teníamos nuevos vecinos, a mí la verdad no me importaba, hasta que dos días después le  vi asomar en la ventana, en el segundo piso, en el balcón frente a mi casa. Sin camisa y en una toalla, donde alcance apreciar esos grandes brazos velludos, su enorme torso, sus tetillas algo peludas, para estar por encima de los 40 estaba muy bien.


Observaba el vecindario y yo su cuerpo de gloria, alcanzo a ver que le miraba mucho y se sacó entre la toalla el pene que ya lo tenía bastante erecto, que grande, lo saco por la toalla y no lo se lo entraba, me lo exhibía, era lo que quería ver no. Me lo mostraba con orgullo y cuando vio gente venir se entró a la casa. No podía creer que tenía eso al frente de mi casa.    

Podría ser mi padre, pero menos mal que no lo era. No podía olvidar el pene que tenía el vecino. Pronto averiguar que tenía tres hijos, el mayor de 17 años, la niña de 12 y uno de 7 años, vivía con ellos y con su mujer, madre de los tres chicos. Me hice amigo de uno de ellos lo más pronto que pude, íbamos al mismo colegio y le ayudaba con las tareas, con tal de poder entrar a esa casa

Lo vi un par de veces en la calle, ya vestido, sus camisas apretadas y lo suficiente mente abiertas para ver ese gran torso, tenía la manía formidable de tocarse o rascarse el paquete a cada rato. Voy a comprar algo dijo su hijo, y me dejo solo allí en el comedor, cuando de la nada lo tuve allí al frente, “haciendo tareas”.- Sí señor, llevaba solo unos calzoncillos.

Lo más sorprendente era que iba parando el miembro frente a mis narices y pareciera que tuviera vida, se movía, con intención o sin ella, me veía, sabía que lo notaba. Yo creo que por poco se los baja al no ser porque su hijo esta devuelta.

En un cuaderno encontré una figura que yo no había hecho, la silueta de un pene extremadamente grande, no parecía dibujado, más bien  como si hubiera colocado su miembro viril sobre el papel y lo hubiera dejado plasmado con el lápiz, pero lo mejor era que había mucho pelo alrededor del pene, era un pene peludo y las pelotas igual de velludas y enormes, y eso me gustaba. Lo debió hacer en un descuido, no cabía duda que era su pene.


Trabajaba en la línea, en la construcción de un túnel, salía por días, y en aquel día se disponía a salir, con chaqueta y maletín, salía de su cuarto. Una vez salió y escuche cerrar la puerta entre al cuarto, había un calzoncillo botado en la cama, lo recogí, estaban llenos de semen, abundante. Ahí entendí que antes de partir, como van hacer varios días se pajea, justo a tiempo antes de que lo recoja un auto.

Parte de la cama también estaba untada de ese líquido y seguro el jean que llevaba puesto tendría rastros  y llevaría pequeñas gotas de esperma. No todas las veces trabajaba la mano, aprovechaba que sus hijos no estaban en casa y el que estuviera lo mandaba hacer algo en la calle, incluyéndome para él poder metérselo a su esposa mientras ella trataba de cocinar, ya todos sabíamos que hacían mientras, calmaban sus ímpetus sexuales.

Al supermercado los acompañe, él se puso una pantaloneta hecha de jeans, sus grandes piernas peludas quedaban al descubierto y no paraba de mirar viejas en la calle y en el mercado, claro él con ese cuerpo no pasaba desapercibido ante ellas, en la caja hecho muchos condones, de todos los sabores y colores, de una y otra marca, uno se lo embolsillo. Me invitaron almorzar, y en mi morral salía una prenda íntima, él los agarro, menos mal que en ese momento solo estábamos los dos.


Son tuyos, los saco y los miro, a mí no me cabe aquí ni una de mis pelotas, con ese culo que se mandaba y esa entrepierna era natural. Desde mi casa me fijaba cuando llegaba, cuando se iba, así pude descubrir que traía dos o tres putas para divertirse cuando nadie habitaba la casa. Después de un rato se asomaba a la ventana con los calzoncillos medio puestos,  ellas salían todas desarregladas una vez cumplían con el servicio.

Lo extraño era que después de un rato salía a la esquina en un jean azul desabrochado y con la cremallera a medias,  y sin nada  en el pecho, dejaba en la esquina una bolsa negra pequeña, siempre hacia lo mismo cuando ingresaba putas, así que espere que lo dejara y que entrara a su casa, cogí la bolsa sin que nadie me viera y la lleve a casa sin saber su contenido.

Como estaba solo, la desamarre y  bote al suelo su contenido, no me lo van a creer,  al menos cinco preservativos mal contados de diferentes colore y todos llenos de pura leche, eran la prueba del delito, la cual se deshacía una vez consumado el hecho, había suficiente lechita en cada uno.       

Cada vez que visitaba más esa casa me iba ganando más su confianza, ya no le daba nada estar por ahí en una tanga azul o negra.



A tal punto que después de ducharse salió en bola con la verga parada y peluda secándose la cara con la toalla dirigiéndose a su cuarto.


Viéndole en un jean casi siempre desabrochado y sin camisa, aprecio sus abdominales fuertes y peludos. Fumaba un cigarrillo. Para algo me tenía que servir las clases de dibujo que había tomado hace poco, era bueno en ello. Le dije que era para una tarea escolar, y quería dibujarlo en bola, no le pareció una cosa del otro mundo, “raro, mi hijo no me ha dicho nada”. Con ese cerré las posibilidades.

Al otro día toco en mi casa, por suerte me encontraba en plena soledad. “Estas solo, háganoslo rápido”, y se fue quitando la ropa hasta quedar en una tanga negra ceñida al cuerpo, se la bajo.  Aun así su cacao era enorme  y apetitoso, muy jugoso como peludo. Tomo pose en el perfil de un griego, con brazos detrás de la cabeza y  su pene iba creciendo, creciendo por sí solo, pareciera no parar; los pelos que tienen en las pelotas se esparcían.

Permaneció así por casi una hora, cuando le dije que había acabado dejo la pose para venir a ver el cuadro, en ese trayecto donde su pene parado iba de un lado a otro con el movimiento empezó a botar bocanadas de leche al piso, “ya no aguantaba más”. Guau quedo muy bien, yo le pondría más vello en  las pelotas, yo tengo más, mientras se las tocaba.

Allí estaba lavándose la verga en el lavamanos, la enjabonaba de lo lindo, más bien parecía una paja, se subió la tanga, se limpió el sudor. Ahora solo te falta verme cogiendo y se lo hacía a la columna de mi casa por un instante, era increíble semejante corrida y seguía duro. Busco su jean y salió hacía su casa.        


Era el grado de su hijo, una fecha muy especial, pidieron el favor de ayudarle con la corbata, acudí, estaba en el cuarto tratando frente al espejo. Toque, sigue, tenía la camisa y la corbata medio puesta, pero había un pequeño detalle, que no escapo de mi vista, sin pantalón y sin calzoncillos, me acerque, la verga estaba dura, le ayude a colocársela, eso tan cerca de mí.

Pocos días después en esa misma casa, la mujer me pidió una toalla, que estaría en el baño. La puerta se encontraba abierta, la recogí, la ducha sonaba, alguien se estaba bañando y yo que sepa ninguno de sus hijos se encontraba en casa, quien se bañaba era el macho de la casa, corrí la cortina un poco y ni se porque lo hice. Su vello corporal estaba empapado de agua, y se enjabonaba todo el cuerpo, pecho, axilas, el agua caía en su cabeza, se me pasaba por alto, estaba desnudo.

El jabón bajaba, en forma circular restregaba su abdomen peludo, le sacaba espuma y un poco más abajo lo restregaba contra su vello púbico, el miembro había alcanzado su rigidez máxima. Hasta que se dio cuenta de mi presencia. Hola, mira esto, tomo algo plástico y flexible donde se colocaba el jabón y lo doblo colocando alrededor de su enorme glande, usándolo como vagina, hacia penetraciones seguidas. Le pregunte, “te vas a correr”, si te estás un rato más lo vas a ver, riéndose. No puedo, tengo que llevar esto, “tú te lo pierdes”.     


Era 31 de diciembre, todos celebraban, él llego de trabajar y dormiría un rato antes de unirse a los demás. Llegaría a su cuarto, tiraría la ropa por ahí, y se acostaría en la cama en calzoncillos, hasta dormido su miembro iba tomando forma de vela. Subí sin ser visto por nadie, era pasadas las 11 de la noche, todos estaban celebrando, lo encontré en su habitación despierto y de pie, desperezándose, entre y se lo toque, “que haces, estas seguro” Era mi oportunidad. Y  le respondí arrodillándome y a la vez bajando sus calzoncillos, la tenía frente a mi cara, era hermosa, grande, ancha  con mucho vello.



Me la empecé a comer y escuche su primer gemido, luego él me bombeaba la boca con su verga como seguramente lo hace con su mujer y las putas que trae a casa. Se escuchaba pólvora. Tírate en la cama, ponte en cuatro y pela ese culo que te lo voy a partir, saque una risa e iba a cerrar la puerta para que nadie interrumpiera el apareamiento.  


Déjala abierta, así veremos si alguien viene. Me la metió, hizo el kamasutra conmigo, en todas la poses y por haber, yo ponía cuidado si venia alguien mientras él me taladraba a lo grande, él estaba concentrado en lo suyo, estaba tan caliente como su verga, daba y daba sin parar, me encantaba la fuerza en su cara, nunca me beso y la fuerza era cada vez mayor. Agarraba el testero de la ama y el hombre me atraía hacia él. Sabía manipular perfectamente sus manos, su culo, sus piernas.

En un minuto llegue a pensar que si lo paraba, podía matarme al intentar hacerlo. Vi en el suelo sus calzoncillos botados, pensar que estaba desnudo, excitado, comiéndome. Afuera se escuchaba cantar 9.8.7.6.5.4.3.2.1, allí sentí su boca cerca a mi oído, despaarramaba todo su esperma, justo eras las doce de la noche, sonaba pólvora y campanas, me abrazo y afuera todos se abrazaban dándose el feliz año.




Me vestí mientras él estaba desnudo y baje asustado. Él al rato se puso un jean azul, nada más y en el corredor fumaba un cigarrillo, su esposa subió, lo abrazo y se besaron, ponte una camisa y baja. Agarro una camisa morada  y abrazos a todo el mundo, cuando tan solo unos minutos en bola me fornicaba.

Nos abrazamos, sintiendo cuerpo con cuerpo, trato de agarrar mi culo y yo cogí su pene, que estaba un poco duro. Conversaba con los vecinos y en vez de quitarle energía a su ímpetu sexual, aumento. Cuando menos lo espere, desapareció, creí que estaba arriba recuperando fuerzas, la puerta como estaba abierta subí, ahonde un poco en las escaleras y en la mitad de estas contra la pared follaba a una rubia, empezaba bien el año, era la novia de uno de sus amigos. La disfrutaba y le comía las tetas hasta entrársela toda y correrse dentro de ella, demorándose para sacarla, empapada de sudor y semen. Luego le escuche hablar con un vecino, después de haberse comido a la rubia, que para empezar un buen año, un buen catre, y que lo haría con su esposa mientras todos dormían; no le basto tener sexo conmigo ni con la rubia y la terminaría con su esposa.      

En verdad lo hizo, odiaba tener sexo a oscuras, y la habitación de su cuarto fue la última en apagarse después de un buen rato, le gustaba ver y sentir. Unos días después se mudaron sin despedirse. Por el barrio 7 mujeres quedaron embarazadas de él, sus maridos se enteraron, y las abandonaron a excepción de tres, quienes fueron perdonadas por sus maridos y criaron las crías.

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Obrero cachondo



Llegue al día siguiente de la escuela como siempre, cansado, con mucha tarea y hambre. En la casa estaba mi madre preparando una comida que a mi gusto es exquisita. En eso me dijo que ya había venido el señor que cambiaria el cielo de mi recamara y que estaba trabajando en ello.

Maldita sea, y yo que pensaba llegar y ver una película porno en la computadora para proseguir a hacerme una deliciosa paja. En fin. Me dijo mi madre que tenía que ir a recoger la ropa a la tintorería y volvería en seguida, Se marcho e inmediatamente subí a ver quién era el extraño en mi recamara.

El hombre que se encontraba en la escalera despegando pedazos de triplay del techo tendría unos 40 años, moreno, notoriamente más grande en altura que yo, Me saludo el señor presentándose como Ramón. Y yo después de saludarlo y dejar mi mochila en la cama, me dijo agarrándose su entrepierna que si lo dejaba entrar al baño.


Me quede de a seis,  ¿qué le pasa a  este tipo? Porque tan chistosito y confianzudo, pero bueno. Le señale el baño que quedaba justo frente a la puerta de mi cuarto, se dirigió ahí y de pronto escuche un ruidoso chorro de orina que al pasar por mi puerta pude apreciar en toda su extensión, puesto que el tipo este no cerró la puerta del baño.

Nunca había visto otra verga en vivo y a todo color, este señor al tenerla en reposo la tenía muy grande, pero notoriamente más gruesa, mucho más, aparte de las venas que se apreciaban en el tronco la hacían ver majestuosa. Me quede atónito viéndolo orinar y el tipo sabiéndose observado se la sacudía frenéticamente al terminar de orinar, se la acomodo adentro del pantalón y salió del baño diciéndome

-         grandecito el nene verdad?  (Refiriéndose a su verga) y rió a estruendosamente





Yo sentí mucha vergüenza, ningún hombre  había hecho referencia a eso en mi presencia.

-         si, algo. (Sonreí apenadamente)

El tipo este ya sin reír y hablando como para impresionarme me dijo.

-         y la neta soy bien aguantador, a mi esposa la tengo bien contenta porque todos los días me la hecho, je je je

Eso me calentó, su actitud de macho agarrándose el pene y destacando su hombría hizo que me erectara notoriamente y mi pantalón escolar no pudo disimular esto.

Ramón me dijo entonces, 

-         tu también tienes lo tuyo (lo dijo en tono de cumplido, pues claro que no se comparaba mi verga con la de él, en máxima erección la mía alcanza los 19 cm. ese hombre en reposo le calcule unos 17cm)

Yo solo reí y el sacándose ya sin ningún pudor su pedazo de carne morena me la enseño ahí, a plena luz del día en mi recamara. Me quede mudo de la impresión, no sabía que hacer, si correr o quedarme a contemplar ese monstruo que ya no estaba en reposo, ya se había levantando mostrando orgulloso un gigante pedazo de carne de macho con dos enormes bolas que hacían referencia a 2 aguacates.

-         tócala si quieres, para que veas que es de verdad….

-         Yo automáticamente estire la mano para prenderme de esa verga del ya no típico hombre sin chiste, sino de un macho buscando vaciar su carga de leche.

La acaricie con mucha suavidad, me impactaba su grosor, no me cerraba la mano, era caliente y las venas se sentían muy duras, su cabeza estaba brillosa y goteaba abundante liquido preseminal, era tanto que me mojaba la mano. Pero yo no podía despegarme de semejante verga.

El solo me sonreía y me decía que muy bien. Yo ya sin ninguna vergüenza seguía acariciando sus peludas bolas y acariciándolas en mis manos pude sentir lo pesadas que estaban. En un momento de placer y calentura máxima, Ramón me tomo de la cabeza ejerciendo presión hacia abajo, era claro su intención de que se la chupase,


Así lo hice, me baje para que en cuanto estuviera esa verga en mi cara, me llegara el penetrante olor a precum, a hombre. Era muy excitante. Con suavidad le pase la lengua recogiendo el precum que goteaba para saborearlo, le pase la lengua varias veces por la hinchada y amoratada cabezota para después tratar de engullir el trozo. Abrí todo lo que pude la boca y con gran esfuerzo y evitando las arqueadas de asco involuntarias, apenas y me entro la cabeza y unos cuantos centímetros del tronco

Ramón bufaba y se retorcía con mi lengua en su verga, me empujaba la cabeza hacia su pene y trataba de enterrarlo lo más posible, cuando sentí que me ahogaba, decidí sacármela y lamerle las bolas grandes y pesadas, me metí una en la boca, después la otra y así estuve hasta que apunto con su verga de nuevo a mi boca exigiendo unas chupadas extras, no podía aguantarme y le acariciaba las piernas duras y gruesas, su pecho velludísimo y duro al tacto, tener a ese semental para mí me excitaba a más no poder y saque mi verga para jalármela  mientras chupaba su verga.

De repente el me paro y me subió en la escalera como en el 3er escalón, ahí, su boca quedaba a la altura de mi verga y empezó a mamármela como nadie lo había hecho, la chupeteaba mientras su lengua recorría todo el pene, sentí que me la quería arrancar a chupadas, la lamía como si fuera un helado y después de un rato de estar así, sentí que explotaría y me pareció correcto avisarle, él me la jalo riquísimo y cuatro enormes chorros de leche cayeron en su pecho peludo mientras yo me retorcía de gusto.Pero Ramón aun no terminaba y por lo mismo volví a mi faena de mamarle la verga que a esas alturas ya estaba de nuevo llena de precum, se la estuve mamando por unos 5 minutos más cuando sentí que bombeaba mi boca con más fuerza y bufaba más fuerte, trate de retirarme pero me agarro de la cabeza y me la enterró en la boca lo más que pudo para ahí descargar su leche caliente.


Yo sentía que me ahogaba y trate de tragarla lo más rápido posible, cuando la saco de mi boca, yo la tenia llena de leche a pesar de la mucha otra que me tragué, él se la embarro con su mismo pene y me paso la verga por la cara llena de leche, eso me gusto mucho, nunca había probado el semen de nadie y ese era salado y riquísimo, estuvo Ramón con los ojos cerrados y cuando los abrió note en su cara una mueca de placer y gusto enorme.



Estaba su cuerpo brilloso por el sudor, me levante para besarlo cuando escuche que llego el auto de mi mamá, rápidamente Ramón se vistió y se limpio mi leche del pecho, yo corrí a lavarme la cara para quitarme la leche que me embarro este hombre, fui a recibir  a mi madre a la puerta haciéndole platica, cuando ella me dijo que como iba  el señor Ramón con el trabajo, y yo sin pensarlo dije, muy bien, en mis adentros pensé, demasiado bien…

MI PRIMERA VEZ SALIÓ AL REVÉS


Algún buen día mi padre me dijo que si quería perder mi virginidad, él me podría llevar a una casa de citas, para hacerlo con una buena prostituta. Hasta que un día le acepte y salimos a ese lugar. Era una casa normal, como cualquier otra, ubicada en pleno centro de la ciudad,  a unas cuantas cuadras del parque central, nadie podía sospechar a que entraba tanto hombre allí y lo que se hacia adentro.

Golpeamos un par de veces y pudimos entrar, en la sala para mi sorpresa habían dos hombres ejecutivos, a quienes dos mujeres les comía el pene sin parar, era la primera vez que veía unos penes, además del mío, y estos eran enormes. A esa hora, había mucho hombre cogiendo, por lo que no había chicas disponibles, la última la había adquirido un morenazo, de tierras brasileñas.

Su piel era casi dorada y tenía grandes músculos,  alguien al oído le expreso su intención de cedérmela, él se acerco y me dijo, que te parece si la compartimos, no tengo problemas con eso,  mi padre quedo abajo y nosotros subimos al segundo piso, yo detrás de ellos mientras el abrazaba a la chica y le acariciaba un pezón  con esa misma mano.

Al llegar a la habitación por fin se despego de la chica, y empezó a desabrochar su camisa a cuadros dejando ver unos pectorales firmes y un abdomen marcado, sus tetillas algo peludas. Fue hasta donde la chica y empezó a besarla, lo único que tenia era su jean azul, era muy ágil con las manos, en un parpadeo le quito el sostén, las toco y mamo de ellas, luego la muchacha cayo a la cama y él se acostó encima suyo. Por  mi parte me desvestía, cuando voltee a mirar su jean estaba casi a las rodillas, su pantalón había bajado, podía deleitarme viendo ese trasero grande y moreno empujando con fuerza, cada vez mayor. Todo era musculo.

Ella gemía, él también pero más despacio. Me acerque a la cama, vi el placer que tenía en su cara, el agarraba fuerte la sabana con su mano izquierda,  al verme, se sostuvo de mi pierna para apoyarse, yo tenía calzoncillos aún, “quítatelos”, y aún encima de ella intento bajármelos, a lo cual accedí, ya estaba erecto, él seguía en lo suyo, me presiona fuertemente la pierna, su mano sube a mi pene y lo empieza a masturbar, creo que involuntariamente. Besa a la mujer en el cuello y veo como sus ojos hacen fuerza, sabe coger a una mujer a la perfección. 
De la nada la puerta se abrió y apareció un hombre con un machete, justo cuando el brasileño se corría dentro de ella y clavaba todo su miembro viril.  Se hizo a un lado, el miembro estaba más grande que nunca, bañado en semen, totalmente empapado, el señor en machete era el esposo de la mujer, “viejo, en serio, no sabía que era su mujer, yo solo vine a comer hembra.” La agarro del cabello y el saco arrastrado, desnuda,  apenas se oían los gritos, la dueña del lugar entro, se disculpo y que ya mandaría a otra mujer para el servicio, puesto que esta se prostituía a espaldas de su marido.

Cerró la puerta y quedamos solos los dos. Apenas podía dejarle de ver ese pene, seguía duro y firme, yo diría que más al haber sido ejercitado una y otra vez, estaba todo embardunado de semen, bañado en leche, escurría.  Aún te sigue dura, y  se la miro, “llevo uno y aguanto tres, habrá que esperar a la próxima que venga, me traes una toalla, para limpiarme.”



Volé por ella, pero en vez de entregársela para que se secara lo hacía yo mismo con mis propias manos, pude tocársela, sentir lo dura que estaba, solo comparable con la de un toro en apareo. Mis dedos llenos de su semen, que por cierto había sido bastante lo que boto el man. Sin embargo quedo pegajosa, y para ayudarle y echarle una mano, use mi lengua a través de ella. Probaba verga brasilera, pene de verdad, y de macho.

Sabia deliciosa y más sabiendo de quien era, él lo único que hizo fue tomar el control y prender la tele, y ponerlo en deportes, yo seguía saboreándola. Sabía que no estaba bien, pero algo me decía sigue, sigue. Pare, es mejor que me vaya, le dije y cometí el error  de ponerme en cuatro al recoger la ropa en la cama. Se paro y en un parpadear estaba detrás de mí, encaramado. No tuve tiempo de reaccionar cuando sentí su pene entrar, tan fuerte y duro, una vez adentro fui su perra, quien calmaba sus anisas de sexo, a cabalgar.





Era culpa mía, como se la había chupado, lo había dejado caliente y ahora enfrentaba las consecuencias, para, para, duele mucho. “Ya te acostumbraras”, y si duele y duele mucho, pero también era tan delicioso. Sus piernas velludas cerca a mi cuerpo, sentir su aliento, el golpeo de nuestras caderas, o más bien de su cadera que chocaba, alcanzando ver estrellas, sintiendo su vello púbico. Lo había visto en algunas películas pornográficas, pero ahora era real, mi padre tan cerca sin saber que estoy siendo comido por otro hombre de mi misma especie.

Por esa misma razón no podía gritar mucho como lo hubiera querido, él no paraba en su movimiento constante y violento, el testero de la cama no paraba de sonar. En ese momento que agarre fuerte al testero de la cama, en la parte inferior y deje que el brasilero hiciera todo el trabajo. En ese cuarto se habían cometido tres actos impuros, uno, acostarse con la esposa de otro, dos mamar verga y tres, ser penetrado de esa manera.


Apenas recobraba el aliento, y  él parecía no terminar, pero llego a la cumbre cuando sentí su leche calentita salir, ahí se detuvo un rato, para darme tres o cuatro estocadas más que acabaron el trabajo. Por fin la saco, llena de esperma, se sentó y abrió las piernas y con el dedo me indicaba que me acercara a limpiársela nuevamente. Y allí me metí, entre sus piernas mi cabeza, la cual el presionaba.



 Por esa misma razón no podía gritar mucho como lo hubiera querido, él no paraba en su movimiento constante y violento, el testero de la cama no paraba de sonar. En ese momento que agarre fuerte al testero de la cama, en la parte inferior y deje que el brasilero hiciera todo el trabajo. En ese cuarto se habían cometido tres actos impuros, uno, acostarse con la esposa de otro, dos mamar verga y tres, ser penetrado de esa manera.

“Para, para, que aún queda un polvo más”, y apenas la deje en paz, entro la mujer que nos habían mandado, la cual el brasilero recibió e hizo suya, de todas las formas posibles, en la cama, contra la pared, el suelo, donde fuera.  La mujer recibió su buena dosis de sexo. Con contar que la dejo tumbada en la cama, sin poderse levantar.

Acabamos de vestirnos y salimos juntos al primer piso, yo no podía creer que semejante hombre me había comido. Ya en la recepción nos separamos y su destino incierto, por cierto que papá creyó que había perdido la virginidad, aunque de cierta manera si lo fue, pero no conoció como. 


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